Desarrollo Infantíl
¿Por qué es necesario y útil conocer las características de las principales etapas del desarrollo del niño?
Desde que nace, el niño va construyendo su ser y transformándolo a través de sus relaciones con el medio. Su vida intelectual y emocional es muy compleja, con independencia de la edad que tenga, existiendo matices entre uno y otro, los que vienen dados por la individualidad de cada niño y de su entorno. Conocer las características más destacadas de cada una de las etapas de desarrollo del niño es útil porque permite participar activamente en el desarrollo normal del niño. Asimismo, ello es necesario porque permite detectar a tiempo cualquier alteración, de manera de poder intervenir lo antes posible, y así obtener mejores resultados.
Desarrollo psicológico del niño de 0 a 1 años
En este primer año destacan las funciones biológicas de auto-conservación. La primera relación que el niño desarrolla con su entorno es la relacionada con la función oral-alimenticia. Esta función es la primera fuente de satisfacción, así como la primera vía de descarga de las tensiones internas del niño. La succión y el morder van a ser sus dos actividades más importantes como forma de exploración del mundo que le rodea.
Desarrollo psicológico del niño de 1 a 2 años
Este período está básicamente orientado a establecer relaciones con el mundo exterior. El niño se adapta a situaciones nuevas, no sólo utilizando esquemas ya adquiridos, sino buscando y encontrando medios nuevos. Inicia la conquista de su autonomía, manteniéndose de pie y dando sus primeros pasos, cada vez con mayor seguridad. Es aconsejable preparar el espacio para sus avances evitando los peligros, de modo de evitar al máximo el uso de prohibiciones innecesarias que sólo conseguirán reprimir su natural curiosidad. También a esta edad comienza a interiorizar ciertas prohibiciones, motivo por el cual interesa que éstas sean pocas, fundamentales y permanentes, lo que le dará seguridad y confianza, ayudándole a estructurar sus pautas de comportamiento.
Desarrollo psicológico del niño de 2 a 3 años
Alrededor de los 2 años, el Sistema Nervioso del niño alcanza la madurez necesaria para acceder a nuevos aprendizajes y coordinar mejor sus movimientos, pero no para desarrollar su capacidad de detener la acción y de controlar su voluntad. Es por esto que le es más fácil comenzar una acción, que dejar de hacerla, lo que hace que, en ciertos momentos, pueda hacer rabietas, pegar y/o morder, dar patadas, etc. También a esta edad el control de su postura le permite ponerse de puntillas, intentar mantenerse sobre un pie, apilar en equilibrio más cubos que antes, y otras acciones similares. El movimiento es para él una necesidad, así como una fuente de placer.
Desarrollo psicológico del niño de 3 a 4 años
Esta etapa es un punto culminante en el desarrollo del niño. Es un momento crucial en el que se produce la toma de conciencia de sí mismo y una reestructuración global de todas las funciones psíquicas. Lo anterior puede reconocerse en el uso que el niño hace de los pronombres personales, puesto que ya hacia el final del tercer año, el niño empezará a hablar de sí mismo en primera persona y no en tercera. Su lenguaje va perfeccionándose, sobre todo a nivel de construcción: utiliza artículos, preposiciones y conjunciones. Se produce un importante cambio: el niño es ahora capaz de representar en su pensamiento la acción que va a realizar antes de realizar), así como expresar mediante el lenguaje hechos pasados. Plantea, incansablemente, preguntas (los conocidos "por qué") a las que habrá que intentar responder. Deberemos intentar ampliar al máximo la respuesta, contribuyendo así a desarrollar el lenguaje y su inteligencia. También a esta edad hay mejor y mayor coordinación en sus movimientos: el niño sube y baja escaleras alternando los pies, abrocha y desabrocha sus botones, y realiza otras acciones similares.
Desarrollo psicológico del niño de 4 a 5 años
El niño de esta edad sigue disfrutando con las actividades físicas, tales como trepar, columpiarse, deslizarse, además de otras similares, y aunque su juego es todo movimiento, lo combina con actividades más tranquilas. Es capaz de dedicar más tiempo continuado a una sola tarea. Asimismo, muestra mayor autonomía, tanto a nivel motriz como afectivo. Va perfeccionando poco a poco su habilidad manual o motricidad fina. Lenguaje y memoria también se desarrollan mucho a esta edad. En el lenguaje apenas comete errores, acercándose casi totalmente al lenguaje adulto. Si éstos se detectan deberían ser signo de alarma y motivo de consulta con el especialista infantil. No debe abandonarse la evolución del trastorno al azar; es conveniente reeducar el lenguaje del niño antes de que se inicie en el aprendizaje de la lecto-escritura, lo contrario agravaría su problema. En cuanto a la memoria, no olvidemos que retendrá siempre con más facilidad aquello que sea de su interés y ahora lo hará claramente.
Desarrollo psicológico del niño de 5 a 6 años
Los niños de esta edad son muy diferentes los unos de los otros, sin embargo, se puede decir que es una edad más fácil, más conformista. La motricidad es más tranquila, por lo que puede disfrutar en espacios reducidos, y sigue perfeccionándose. El niño expresa en sus dibujos lo que se conoce como "realismo intelectual", es decir, lo que dibuja no es la realidad objetiva en sí, sino los objetos tal y como son para él, es decir, lo que él sabe de ese objeto. Esto hace que se observen transparencias entre un objeto y otro, desproporciones, falta de planos y otros fallos similares. El niño expresa con sus dibujos lo que no puede expresar de otro modo.
Desarrollo Psicológico del niño de 6 a 7 años
Esta es una edad algo difícil pues en ella se producen cambios bruscos y las exigencias sobre el niño son mayores. El niño se muestra hipersensible, susceptible e irritable, por lo que es recomendable cuidar mucho las reacciones ante sus acciones o errores. Es el momento en que caen los dientes de leche y empiezan a salir los primeros molares definitivos. Todo el organismo se hace hipersensible por lo que son frecuentes las molestias físicas, de todo tipo. Debe darse al niño los cuidados que precise, pero sin sobreproteger, de modo de no favorecer la fragilidad. El ejercicio y una buena alimentación son de mucha utilidad. Hay nuevos progresos motrices, por lo que participan en juegos de gran derroche físico. Se distraen fácilmente y su impulsividad les hace no percibir adecuadamente los peligros, por lo que puede ser recomendable mantener cierta vigilancia o supervisión adulta.
Desarrollo Psicológico del niño de 7 a 8 años
El niño de 7 años se muestra más tranquilo, se mueve menos y controla más su comportamiento. Realiza muchos hábitos solo, tales como lavarse, vestirse, pero todavía requiere de ayuda para otros como bañarse, por ejemplo.
Conoce las distintas partes de su cuerpo y de sus articulaciones, y distingue con claridad el lado derecho y el izquierdo, tanto sobre sí mismo como en relación a otros. Dificultades al respecto podrían complicar su aprendizaje escolares, por lo que se recomienda consultar a un especialista en caso de detectarlas.
Desarrollo Psicológico del niño de 8 a 9 años
El niño de 8 años se comporta de forma más independiente y se relaciona con diferentes personas de su grupo, mostrándose más flexible en su conducta social. Se siente más seguro de sí, y ello le hace acercarse con más seguridad, deseando para sí mismo un trato de mayor proximidad al mundo adulto. Tiende a expresarse verbalmente con gran facilidad. Colabora y participa más en las tareas de casa, por lo que es un buen momento para asignarle tareas que pueda desarrollar sin problema, y que le hagan sentirse útil. La participación es algo muy intenso en este período, por lo que debe ser signo de alerta y motivo de consulta el que un niño de esta edad no participe en las actividades sociales o se aísle por miedo.
Desarrollo Psicológico del niño de 9 a 10 años
Los niños de esta edad se comparan constantemente con los demás para autoanalizarse y valorar su aceptación social. En esta edad ellos van configurando su personalidad, por lo que se pueden notar con claridad sus cualidades y actitudes. Muestran entusiasmo por las cosas y una gran cantidad de energía física, lo que hace aconsejable la práctica de algún deporte que facilite la descarga y el autodominio. Suelen comer bien, por lo que el rechazo o la voracidad hacia la comida tiene más bien un significado afectivo, como oposición a los padres. A veces, el conflicto viene de muy lejos, de los primeros años de infancia.
Adolescencia
Etimológicamente, adolescencia quiere decir “padecimiento”. Encontrarse a sí mismo de nuevo es la difícil tarea en la que está inmerso todo adolescente. La adolescencia es un período crítico de la vida, de paso entre la niñez y la adultez, que no sólo afecta a los hijos, sino que constituye una de las etapas de mayor estrés para los padres. En su transcurso, los hijos atraviesan momentos difíciles, en los que la rebeldía, el inconformismo y la crisis de identidad multiplican los conflictos. Como si ello no bastase, la preocupación de los padres por el futuro de sus hijos, su educación, la influencia de sus amigos, que no tomen alcohol, ni drogas ni hagan mal uso del sexo, se añade al propio conflicto generacional. Las estadísticas tampoco incitan a los padres a estar muy tranquilos: varias de ellas indican que el 76% de los jóvenes entre 14 y 18 consume alcohol. Conocer qué es lo normal y qué no lo es permite establecer un diagnóstico precoz de cualquier anormalidad, lo que puede ser muy útil. Por ello es imprescindible saber cuáles son las características normales de esta crisis.