Trastornos Infantíles
Trastornos Psicomotores
Son muy difíciles de definir, pero reflejan siempre alteraciones en las que se ven afectados varios aspectos del desarrollo del niño. De ahí la importancia de intervenir cuanto antes, pues el trastorno puede ir repercutiendo negativamente en otras áreas del niño, agravando y comprometiendo su desarrollo. De modo general, los trastornos psicomotrices están muy ligados al mundo afectivo, y de ahí que en la valoración se deba contemplar la globalidad del individuo.
El psicomotricista, como finalidad del tratamiento, busca que el niño consiga un mayor dominio sobre su propio cuerpo y, por tanto, logre más autonomía. El trabajo terapéutico se hace incidiendo tanto sobre el propio cuerpo como sobre las relaciones que éste establece con el entorno.
Básicamente, los niños con DEBILIDAD MOTRIZ siempre presentan tres características:
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Torpeza de movimientos (movimientos pobres y dificultad en su realización).
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Paratonías (no pueden relajar el tono de sus músculos de forma voluntaria, e incluso en vez de relajarlos, los contraen exageradamente).
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Sincinesias (movimientos que se realizan de forma involuntaria, al contraerse un grupo de músculos, al realizar otro movimiento sobre el que centramos nuestra atención, y que tienen que ver con cierta inmadurez sobre el control del tono).
A veces, también presentan inestabilidad motriz, tics, tartamudeo. Este trastorno afecta a diferentes aspectos del niño: afectivo, sensorial, psíquico y motor. Es muy importante realizar un buen diagnóstico que discrimine si el niño sufre una "debilidad motriz" o se trata de otro trastorno psicomotor, para enfocar correctamente el tratamiento o reeducación
El niño con INESTABILIDAD MOTRIZ es incapaz de inhibir sus movimientos, así como la emotividad que va ligada a éstos. Es incapaz de mantener un esfuerzo de forma constante; se muestra muy disperso. Suele predominar la hiperactividad y las alteraciones en los movimientos de coordinación motriz. Hay una constante agitación motriz. Suele tratarse de un niño problemático y mal adaptado escolarmente; presenta problemas de atención, de memoria y comprensión, así como trastornos perceptivos y de lenguaje; el propio fracaso escolar aumenta su desinterés por los aprendizajes. Ya hemos dicho anteriormente que se desencadena toda una secuencia de alteraciones que recaen a su vez sobre otras.
El niño con INHIBICIÓN MOTRIZ suele mostrarse tenso y pasivo. Muestra como un temor a la relación con el otro, a la desaprobación, y ello le hace "no hacer", "inhibir" lo que serían los amplios movimientos corporales que le harían demasiado "visible".
El niño que presenta una APRAXIA conoce el movimiento que ha de hacer, pero no es capaz de realizarlo correctamente. Se trata de un trastorno psicomotor y neurológico. Existen muchos tipos de apraxias, y reciben nombre en función de la localización de su incapacidad:
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APRAXIA IDEATORIA: En este caso, para el niño resulta imposible "conceptualizar" ese movimiento.
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APRAXIA DE REALIZACIONES MOTORAS: Al niño le resulta imposible ejecutar determinado movimiento, previamente elaborado. No hay trastorno del esquema corporal. Se observan movimientos lentos, falta de coordinación.
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APRAXIA CONSTRUCTIVA: Incapacidad de copiar imágenes o figuras geométricas. Suele haber una mala lateralidad de fondo.
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APRAXIA ESPECIALIZADA: Sólo afecta al movimiento realizado con determinada parte del cuerpo.
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APRAXIA FACIAL: Referente a la musculatura de la cara.
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APRAXIA POSTURAL: Referente a la incapacidad de realizar ciertas coordinaciones motrices.
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APRAXIA VERBAL: El sujeto comprende la orden que se le da, pero motrizmente es incapaz de realizarla.
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PLANOTOPOCINESIAS Y CINESIAS ESPACIALES: El niño muestra gran dificultad en imitar gestos, por muy simples que éstos sean, ya que ha perdido los puntos de referencia fundamentales (de arriba-abajo, derecha-izquierda). El esquema corporal está muy desorganizado.
Dentro de las DISPRAXIAS hay también diversos grados de afectación. El niño "dispráxico" tiene una falta de organización del movimiento. Suele confundirse, a veces, con la "debilidad motriz"; de ello depende un buen diagnóstico. No hay lesión neurológica. Las áreas que sufren más alteraciones son la del esquema corporal y la orientación témporo-espacial. Aunque el lenguaje suele no estar afectado, el niño con dispraxia presenta fracaso escolar, pues la escritura es de las áreas más afectadas.
Los TICS, son movimientos repentinos, absurdos e involuntarios que afectan a un pequeño grupo de músculos y que se repiten a intervalos. Generalmente, no tienen como causa ninguna lesión de tipo neurológico. Desaparecen durante el sueño. Suelen aparecer entre los 6 y los 8 años y muchas veces lo hacen en la pubertad. Hay mucha variabilidad en ellos. Suelen parecerse a gestos utilizados comúnmente. Pueden clasificarse según la parte del cuerpo en que se localizan:
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Tics faciales (son los más frecuentes).
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Tics de la cabeza y cuello.
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Tics del tronco y de los miembros.
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Tics respiratorios (resoplidos, aspiraciones).
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Tics fonatorios (gruñir).
Una persona puede tener un solo tic o varios. En este último caso suelen realizarse siempre en el mismo orden. También hay quienes los hacen simultáneamente. Aunque pueden ser controlados voluntariamente durante determinado tiempo, ciertos factores, como la presencia de otras personas o las situaciones de estrés emocional, tienden a desencadenarlos y/o aumentarlos.
El tratamiento aplicado debe adaptarse a la personalidad del niño; a partir de ello, el especialista infantil determinará si es conveniente prescribir medicación, realizar un tratamiento psicomotriz, entrar en psicoterapia, un tratamiento conductual o una combinación de ellos. Asimismo se debe orientar a la familia para que proceda a ayudar al niño de la forma más conveniente, ya que el medio familiar en el que se desenvuelve un niño con tics suele ser tenso y lleno de hábitos perfeccionistas. La familia deberá evitar "estar encima" del niño cada vez que éste haga el tic y, sobre todo, no culpabilizarlo ni reprimirlo.