Trastornos Infantíles
Trastorno de Estrés Post Traumático
La característica discriminante para el diagnóstico de este tipo de trastorno es la exposición a un acontecimiento traumático, seguida de una re-experimentación de la experiencia, evitación y respuesta de activación excesiva. Son características compatibles con este tipo de trastorno la existencia de recuerdos intrusivos y recurrentes del acontecimiento traumático, un malestar psicológico intenso ante la exposición a estímulos relacionados con la experiencia traumática, además del deterioro de las funciones sociales y académicas. Hay también un estado de hiperactividad vegetativa, con hipervigilancia, un incremento de la reacción de sobresalto e insomnio. Hay también ansiedad y depresión y no son raras las ideaciones suicidas. Son características variables, no presentes en todos los casos, la restricción de la vida afectiva, la aparición de pesadillas frecuentes, irritabilidad, agresividad, existencia de quejas somáticas inexplicables y alteraciones del sueño. Su prevalencia es baja, de un 14% de las consultas, sin embargo, es peligroso pues se le ha relacionado con problemas posteriores de alcoholismo, drogadicción y cuadros depresivos crónicos.
Es un trastorno que surge como respuesta tardía o diferida a un acontecimiento estresante o a una situación, breve o duradera, de naturaleza excepcionalmente amenazante o catastrófica. Ciertos rasgos de personalidad o antecedentes de neurosis, si están presentes, pueden ser factores predisponentes y hacer que descienda el umbral para la aparición del síndrome o para agravar su curso, pero estos no son necesarios ni suficientes para explicar la aparición del mismo. Un factor agravante puede ser el consumo excesivo de sustancias o alcohol. No debe ser diagnosticado a menos que no esté totalmente claro que ha aparecido dentro de los seis meses posteriores a un hecho traumático de excepcional intensidad.
La terapia exitosa de este tipo de trastorno debe incluir los siguientes componentes esenciales:
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Exploración directa del trauma.
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Uso de técnicas específicas de manejo del stress.
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Exploración y corrección de atribuciones inadecuadas con relación al trauma (terapia cognitivo-conductual).
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Inclusión de los padres en el tratamiento.
La formulación del plan de tratamiento debe basarse en la presentación clínica del cuadro y en las conductas y problemas emocionales que el niño presenta, puesto que el curso y el patrón de síntomas son muy variables. Generalmente el tratamiento es multimodal y puede requerir varias de sus partes componentes, que son:
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Psicoeducación del niño, de sus padres, profesores y otros significativos, con relación al curso clínico del cuadro, el pronóstico y las opciones de tratamiento.
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Terapia individual, ya sea focalizada en el trauma, orientada al insight o dirigida a las dificultades emocionales y conductuales ocasionadas por el trauma.
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Terapia familiar, ya sea tradicional o focalizada en el trauma.
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Terapia de grupo, ya sea focalizada en el trauma, con base en la intervención en crisis o con fines psicoeducativos.
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Psicofarmacología (administración de antidepresivos en niños con depresión o pánico, de psicoestimulantes o agonistas alfa adrenérgicos en niños con síntoma de ADHD y ansiolíticos en niños con ansiedad).