Trastornos Infantíles
Depresión Infantil
Aunque presenta características comunes a los trastornos depresivos del adulto, tiene sus particularidades según la edad del niño. Puede presentarse como algo manifiesto o como un trastorno enmascarado por otro, y es labor de un buen diagnóstico dilucidar ello. En la depresión aparece, de forma brusca, un cambio importante en el comportamiento del niño respecto a cómo era hasta ese momento. Se observa un trastorno en su estado de ánimo. Si aparece de forma clara, el niño se muestra apático, sin interés por cosas que antes le atraían, triste sin causa aparente, sin capacidad de disfrute o de encontrar placer (o bastante disminuida), ansioso y agitado, muy irritable, con el sueño alterado (insomnio por la noche y, a veces, hipersomnia durante el día), muy fatigado, sin energía (sobre todo, por la mañana), con sus hábitos alimenticios alterados (generalmente hay pérdida del apetito, pero también se da el caso opuesto), con dificultades de concentración (afectándose su rendimiento escolar), con pensamientos recurrentes sobre el tema de la muerte y con elevado número de frases negativas sobre sí mismo.
En la adolescencia, la depresión aparece frecuentemente en forma de conducta antisocial (agresividad, negativismo), deseos de irse de casa y de retraerse socialmente, sentimientos de ser incomprendido, malhumor e irritabilidad.
En cuanto al tratamiento aplicable a este tipo de trastornos se encuentra la medicación antidepresiva que sirve de base para poder trabajar, mediante psicoterapia, las causas de la depresión en sí. Asimismo, el especialista infantil asesora a los padres sobre cómo ayudar a su hijo a superar el trastorno.