Trastornos Infantíles
Trastorno de Control de Esfínteres
La maduración nerviosa es condición indispensable para que pueda lograrse dicho control. Alrededor de los 18 meses, el niño puede anticipar la sensación de pipí y/o decir que está mojado. Sobre los 2 años, se inicia el control: primero de día, y algo más tarde de noche. Alrededor de los 4 años debe haberse logrado. No olvidemos que las edades son orientativas, pues todo depende de la maduración de cada niño.
La ENURESIS es la emisión no voluntaria de orina por el día o por la noche, a una edad en la que se espera que haya control al respecto, es decir, más allá de los 3 a 4 años. La Enuresis puede ser primaria (si el niño nunca ha conseguido controlar su pipí), secundaria (si después de un período de control no consigue volver a él), diurna (si ocurre durante el día), nocturna (si ocurre durante la noche), y mixta (si ocurre en ambos momentos del día).
Hay una serie de factores que pueden predisponer al niño a padecer este trastorno:
-
Algún problema físico: Una vejiga pequeña o de musculatura débil. Es lo primero que habría que averiguar.
-
Iniciar demasiado tarde el hábito del control del pipí: Una vez pasada la edad óptima, alrededor de los 2 años, es más difícil.
-
Circunstancias críticas emocionales (factor psicológico): Nacimiento de un nuevo hermanito, separación de los padres, cambio de casa o de colegio.
-
Factor hereditario: Es frecuente que alguien de la familia haya tenido el mismo problema. Si es así, es conveniente explicárselo al niño para darle seguridad.
-
Un ciclo del sueño muy profundo que le impide recibir el aviso de "vejiga llena".
-
Padecer algún otro trastorno al que la enuresis va asociado.
Aunque suele mejorar espontáneamente con el paso del tiempo, es un tema que no debe ignorarse. El primer paso será determinar la causa del problema o el factor que lo ha podido desencadenar. Nunca se debe ridiculizar ni castigar a un niño por este hecho, ya que ello muy al contrario de hacerle reaccionar, le puede provocar importantes problemas emocionales.
Los padres pueden ayudar a los niños que se orinan en la cama de la siguiente manera:
-
Limitándoles los líquidos que toman antes de acostarse.
-
Estimulándolos para que vayan al baño antes de acostarse.
-
Elogiándolos las mañanas que amanecen secos.
-
Evitándoles los castigos.
-
Despertándolos durante la noche para que puedan vaciar su vejiga.
En algunos casos raros, el problema de la enuresis no puede ser resuelto ni por los padres, ni por el médico de familia, ni por el pediatra. A veces el niño muestra síntomas de problemas emocionales, tales como la tristeza o la irritabilidad constante, o un cambio en el apetito o en los hábitos de dormir. En estos casos los padres deben de hablar con un psicólogo de niños y adolescentes, quien podrá evaluar los problemas físicos y emocionales que puedan estar causando la enuresis y ayudar al niño y a sus padres a resolver estos problemas.
La ENCOPRESIS consiste en que el niño hace sus deposiciones, repetida e involuntariamente, en lugares que no son adecuados para ello, a una edad en la que se espera que haya control al respecto, es decir, más allá de los 3 a 4 años. La Encopresis puede ser primaria (si nunca se ha logrado el control) o secundaria (si se produce después de un período de control). Este trastorno suele estar asociado a malos hábitos de aprendizaje (presiones excesivas o rigidez al exigir que el niño controle a una edad aún temprana para hacerlo), el estreñimiento crónico (que provoca una distensión del colon y la consiguiente pérdida del tono muscular, con lo cual se producen esas pérdidas), la depresión infantil u otro trastorno.
Los niños con "encopresis" pueden tener otros problemas, tales como lapsos cortos de concentración, baja tolerancia de la frustración, hiperactividad y mala coordinación. Ocasionalmente este problema de ensuciarse comienza con un cambio que produce tensión en la vida del niño, tal como el nacimiento de un hermanito, la separación o divorcio de los padres, problemas familiares, o el mudarse a un nuevo hogar o escuela. La "encopresis" es más frecuente en los niños que en las niñas.
Aunque la mayoría de los niños que se ensucian encima no tienen una condición física, ellos deben de someterse a una evaluación física completa llevada a cabo por un médico de familia o por un pediatra. Si no se encuentran causas físicas, o si los problemas continúan, el próximo paso es una evaluación por un siquiatra de niños y adolescentes. El siquiatra de niños y adolescentes revisará los resultados de la evaluación física y entonces decidirá si hay problemas emocionales contribuyendo a la "encopresis". Será pues lo más importante identificar la causa que la produce. Según la personalidad del niño, se optará por quitar importancia al tema o por insistir al niño en que sea más cuidadoso. Eso sí, jamás se le ridiculizará ni castigará por ello.
Los psicólogos de niños y adolescentes tratan la "encopresis" mediante una combinación de métodos educativos, sicológicos y del comportamiento. La mayoría de los niños con "encopresis" pueden ser ayudados, pero el progreso suele ser muy lento y un tratamiento prolongado puede ser necesario. Un tratamiento a tiempo puede ayudar a prevenir y a reducir el sufrimiento social y emocional y la angustia para el niño y la familia.