Coaching Infantil

Es el proceso de acompañamiento profesional de un niño en su contexto educacional, familiar y relacional, para ayudarle a encontrar las mejores alternativas de acción ante un problema o dificultad específica, con el fin de que pueda lograr el desarrollo máximo de sus potencialidades.

Es parte del coaching ayudar al niño y su familia a definir y lograr sus metas personales lo más rápido y fácilmente que sea posible. Es un método que permite al niño, de manera acorde a su edad y situación particular, interrogarse sobre lo que hace, sobre su relación con su medio ambiente o entorno, a través de otra persona, su terapeuta, quien hace las veces de espejo y le permite así un mayor grado de cuestionamiento interior.

La idea es posibilitar al niño desafiar respetuosamente sus formas de pensar, actuar y relacionarse, con el fin de facilitarle el acceso a los resultados que espera para sí mismo. El terapeuta es entonces un vínculo que facilita al niño expresar y liberar todo su potencial y ponerlo en práctica, a fin de obtener resultados más eficaces en su vida personal, familiar y escolar, de acuerdo a sus circunstancias.

Los problemas que pueden hacer útil vivir un proceso de COACHING INFANTIL son diversos: pérdida de motivación en el colegio, cambio de colegio o de barrio, falta de organización para enfrentar sus obligaciones escolares, relaciones familiares tensas o deterioradas, pérdida de amigos, deficientes habilidades de comunicación, falta de liderazgo, etc.

El COACHING INFANTIL ofrece al niño múltiples beneficios, siendo el principal, la posibilidad de disfrutar plenamente de su vida, de acuerdo a los estándares que él mismo, en base a su realidad familiar y personal, define. No sólo eso, le permite también llegar a un entendimiento cabal de quién es y de su propia naturaleza, además de clarificar sus objetivos y metas, a través de un reconocimiento de sus creencias y valores.

Gracias a ello y al apoyo del terapeuta, el niño logra diseñar sus propias estrategias y caminos, para lograr esos objetivos, a través de un conocimiento de sus capacidades y desempeños. El niño se hace así autónomo, pues, al final del proceso, es capaz de desarrollar mecanismos de retroalimentación eficientes, para diseñar luego, por sí mismo, las mejoras que sean necesarias en su comportamiento futuro. Todo esto es muy importante, porque, cuando un niño logra disfrutar del logro de sus objetivos, experimenta gran bienestar en su vida.

 

 

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