Trastornos Infantíles
Ansiedad Infantil
Todos los niños sienten ansiedad. Es de esperarse y es normal que todo niño se sienta ansioso en ciertos momentos específicos de su desarrollo. Por ejemplo, entre los 8 meses y la edad pre-escolar, los niños saludables pueden mostrar angustia (ansiedad) intensa cuando se separan de sus padres o de otros seres queridos. Los niños pueden tener temores de corta duración, (como el miedo a la oscuridad, las tormentas, los animales o las personas desconocidas).
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Depresión Infantil
Aunque presenta características comunes a los trastornos depresivos del adulto, tiene sus particularidades según la edad del niño. Puede presentarse como algo manifiesto o como un trastorno enmascarado por otro, y es labor de un buen diagnóstico dilucidar ello. En la depresión aparece, de forma brusca, un cambio importante en el comportamiento del niño respecto a cómo era hasta ese momento. Se observa un trastorno en su estado de ánimo. Si aparece de forma clara, el niño se muestra apático, sin interés por cosas que antes le atraían, triste sin causa aparente, sin capacidad de disfrute o de encontrar placer (o bastante disminuida), ansioso y agitado, muy irritable, con el sueño alterado (insomnio por la noche y, a veces, hipersomnia durante el día), muy fatigado, sin energía (sobre todo, por la mañana), con sus hábitos alimenticios alterados (generalmente hay pérdida del apetito, pero también se da el caso opuesto), con dificultades de concentración (afectándose su rendimiento escolar), con pensamientos recurrentes sobre el tema de la muerte y con elevado número de frases negativas sobre sí mismo.
Desórdenes de la Conducta
Constituyen un grupo complicado de problemas emocionales y del comportamiento. En general, los niños y adolescentes que sufren de ellos tienen mucha dificultad en seguir las reglas y en comportarse de manera socialmente aceptable, por lo que otros niños, los adultos y las instituciones sociales suelen considerarles "malos" o delincuentes en lugar de enfermos mentales. Pueden manifestar algunos de los siguientes problemas del comportamiento:
El Desórden de Pánico

El desorden del pánico es un desorden común y tratable. Los niños y adolescentes que lo padecen sufren períodos inesperados y repetidos de intenso terror, o incomodidad, acompañados de otros síntomas tales como palpitaciones rápidas y falta de aliento. Estos períodos se llaman "ataques de pánico", duran desde algunos minutos hasta varias horas y se presentan sin dar aviso. Los síntomas de un ataque de pánico incluyen:
El Duelo Infantil

Reacción al éstres agudo.

Aquí se incluyen trastornos que se identifican no sólo por la sintomatología y el curso sino también por antecedentes de un acontecimiento biográfico, excepcionalmente estresante, capaz de producir una reacción a estrés agudo. Los trastornos agrupados en esta categoría aparecen siempre como una consecuencia directa de un estrés agudo grave. El acontecimiento estresante es un factor primario y primordial, de tal manera que en su ausencia no se hubiera producido el trastorno. Han de ser considerados como la expresión de una mala adaptación a situaciones estresantes graves en las que existe una interferencia con los mecanismos adaptativos normales y que, por lo tanto, llevan a un deterioro del rendimiento social.
Trastorno de control de Esfínteres
La maduración nerviosa es condición indispensable para que pueda lograrse dicho control. Alrededor de los 18 meses, el niño puede anticipar la sensación de pipí y/o decir que está mojado. Sobre los 2 años, se inicia el control: primero de día, y algo más tarde de noche. Alrededor de los 4 años debe haberse logrado. No olvidemos que las edades son orientativas, pues todo depende de la maduración de cada niño.
Trastorno de Desafío

Trastorno de Desafío y Oposición (TDO)
Todos los niños demuestran oposición de vez en cuando, particularmente cuando están cansados, hambrientos, con estrés o alterados. Ellos pueden argumentar, contestar, desobedecer y desafiar a los padres, maestros y otros adultos. De hecho, el comportamiento de oposición es a menudo una parte normal del desarrollo de los niños de dos o tres años y cuando llegan a la adolescencia. Sin embargo, el comportamiento de falta de cooperación y hostilidad se convierte en un asunto serio cuando es tan frecuente y consistente que sobresale al ser comparado con el de otros niños de la misma edad y nivel de desarrollo, y cuando afecta la vida social, familiar y académica del niño.
Transtorno de la Alimentación

Anorexia nerviosa del 2º trimestre:
Suele aparecer entre los 5 y 8 meses, bruscamente o de forma progresiva. El niño muestra rechazo (actitud de oposición) o desinterés por la comida. Puede surgir como algo reactivo al cambio de alimentación, al destete que se suele iniciar sobre la edad indicada, y va acompañado de una actitud de acoso por parte de la madre, que se angustia al ver que el niño no come y se obsesiona con el tema.
Trastorno de la Atención
Sindrome Déficit Atencional:
Cualquier niño puede no prestar atención, distraerse con facilidad, actuar de manera impulsiva o ser hiperactivo a veces, pero el niño con este síndrome muestra estos síntomas y este comportamiento con mayor frecuencia y severidad que los otros niños de su misma edad o nivel de desarrollo. Este cuadro ocurre en el 3 a 5% de los niños de edad escolar. Suele comenzar antes de los siete años y continuar hasta que el niño llega a ser adulto.
Trastorno del Esquema Corporal

En estos trastornos se diferencian dos grupos:
1.- Los trastornos referentes al "conocimiento y representación mental del propio cuerpo".
2.- Los trastornos referidos a la "utilización del cuerpo": de la orientación en el propio cuerpo y, desde éste, del espacio exterior; y de una inadecuada utilización del mismo en su relación con el entorno.
Los orígenes de éstos pueden encontrarse en esas primeras relaciones afectivas del niño con su entorno; ello demuestra, una vez más, la estrecha relación entre la afectividad y la construcción del esquema corporal.
Trastorno del Habla y Lenguaje

Posibles signos de Alerta
El lenguaje es un acto social, resultado de la intervención de diversos factores, los estímulos del medio, la inteligencia del niño, y la afectividad o mundo emocional del niño (un niño no atendido o rechazado puede defenderse creando un mundo cerrado, de incomunicación). Sabemos que cada niño sigue su propio ritmo y así también lo hace en el lenguaje, pero hay una serie de signos que es conveniente observar pues alertan de que algo no marcha bien:
Trastorno del Aprendizaje

Los padres se preocupan mucho cuando su hijo tiene problemas de aprendizaje en la escuela. Hay muchas razones para el fracaso escolar, pero entre las más comunes se encuentra específicamente la de los problemas del aprendizaje. Los niños con problemas de aprendizaje suelen tener un nivel normal de inteligencia. Ellos tratan arduamente de seguir las instrucciones, de concentrarse y de portarse bien en la escuela y en la casa. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, tienen mucha dificultad dominando las tareas de la escuela y se atrasan.
Trastorno Fóbicos

Hay miedos universales presentes en el desarrollo normal de todo niño, pero que, al igual que aparecen, también desaparecen espontáneamente, a medida que el niño va adquiriendo experiencia respecto a ellas. De forma general, se puede señalar que en los primeros meses de vida, el bebé siente miedo ante los ruidos fuertes e inesperados. Alrededor de los 6 meses, siente miedo ante los movimientos repentinos. Hacia los 8 meses, teme a las personas y situaciones extrañas. En estos primeros meses, sólo la presencia de la madre calma la angustia desencadenada. Alrededor de los 4 años, el niño siente miedo a la oscuridad, a estar solo, a seres imaginarios, a los animales y a elementos de la naturaleza (truenos, rayos, relámpagos). Hacia los 8 años, los miedos son más existenciales, a la muerte, a los accidentes, a las enfermedades.
Trastorno Obsesivos Compulsivos

Cuando hablamos de "obsesión" nos referimos a cualquier pensamiento o imagen mental que permanece en la conciencia de la persona, de forma repetitiva e indeseada. La "compulsión" es la actuación estereotipada de la obsesión que tiene la persona (ejemplo: si la obsesión está en los gérmenes, la compulsión podría ser lavarse con mucha frecuencia las manos). En las obsesiones siempre está presente la necesidad de realizar algún ritual, que va acompañado de ansiedad. Si este ritual es interrumpido, ello desencadena en el niño una crisis de irritabilidad y agresividad. Suelen desaparecer espontáneamente, pero en algunos casos ellos persisten al ser tolerados o incluso favorecidos por el medio familiar, quedando como rasgos de una personalidad obsesiva.
Trastorno Psicomotores

Son muy difíciles de definir, pero reflejan siempre alteraciones en las que se ven afectados varios aspectos del desarrollo del niño. De ahí la importancia de intervenir cuanto antes, pues el trastorno puede ir repercutiendo negativamente en otras áreas del niño, agravando y comprometiendo su desarrollo. De modo general, los trastornos psicomotrices están muy ligados al mundo afectivo, y de ahí que en la valoración se deba contemplar la globalidad del individuo.
Trastorno del Sueño

Un niño puede presentar PROBLEMAS PARA IR A ACOSTARSE, mostrando resistencia por diferentes motivos: miedo a la oscuridad, miedo a no despertarse, sentir inseguridad cuando está solo, preferir la compañía y la atención de los padres, recurriendo a excusas y/o a conductas manipuladoras. Mientras va consiguiendo alargar el momento, va consiguiendo dosis suplementarias de atención y retrasando la angustia que le produce la separación.
Trastorno de Adaptación

Aquí se incluyen trastornos que se identifican no sólo por la sintomatología y el curso sino también por la presencia de un cambio vital significativo, que da lugar a situaciones desagradables persistentes que llevan a un trastorno de adaptación. Los trastornos agrupados en esta categoría aparecen siempre como una consecuencia directa de una situación traumática sostenida.
Trastorno de Estrés Post Traumático
La característica discriminante para el diagnóstico de este tipo de trastorno es la exposición a un acontecimiento traumático, seguida de una re-experimentación de la experiencia, evitación y respuesta de activación excesiva. Son características compatibles con este tipo de trastorno la existencia de recuerdos intrusivos y recurrentes del acontecimiento traumático, un malestar psicológico intenso ante la exposición a estímulos relacionados con la experiencia traumática, además del deterioro de las funciones sociales y académicas.
Trastornos Reactivos

Tienen una prevalencia de un 33% como primer motivo de consulta, siendo bastante frecuentes en la población infantil, especialmente en escolares de entre seis y once años. La frecuencia es menor en los niños menores de cinco años y en los adolescentes. Son más frecuentes en los varones y su desarrollo tiene que ver con la experiencia traumática de vivir un hecho que desborda al Yo en sus capacidades defensivas: las capacidades adaptativas se ven sobrepasadas y los mecanismos de defensa se hacen insuficientes, experimentándose fuertes sentimientos de angustia, ansiedad e incapacidad de manejar las situaciones.