Trastornos Infantíles

Trastornos del Sueño

Un niño puede presentar PROBLEMAS PARA IR A ACOSTARSE, mostrando resistencia por diferentes motivos: miedo a la oscuridad, miedo a no despertarse, sentir inseguridad cuando está solo, preferir la compañía y la atención de los padres, recurriendo a excusas y/o a conductas manipuladoras. Mientras va consiguiendo alargar el momento, va consiguiendo dosis suplementarias de atención y retrasando la angustia que le produce la separación. Es conveniente atajar este problema antes de que se produzca, no transigiendo en el momento de ir a la cama. Si esto ya es un problema habrá que establecer todo un plan: decidir y señalar en qué momento preciso el niño debe acostarse, establecer en los momentos previos ciertos rituales que den seguridad al niño, cosas que vayamos repitiendo cada día y que vayan mentalizándole: "se acerca la hora de dormir". Éstos pueden incluir leer un cuento, coger su muñeco preferido, cantar una canción de cuna, u otros similares, pero siendo firmes a la hora de poner punto final, sin dejar que se alarguen incansablemente. Este ritual incluye procurar evitar actividades o juegos demasiado excitantes y activos en los momentos previos a acostarse. En ocasiones puede conveniente ofrecer, en forma aleatoria, no siempre, alguna pequeña recompensa al niño por haber cooperado en acostarse.

Otro problema frecuente en los niños es DESPERTAR A MEDIANOCHE. Si se produce de manera ocasional, no constituye ningún problema; pero sí lo es que se convierta en un hábito. Al bebé que se despierta a medianoche porque está mojado, tiene hambre o le duele algo, no se le puede, en absoluto, ignorar, debiéndose proceder como convenga. Si el niño es ya mayor debe observarse el motivo que envuelve a esas interrupciones del sueño, a quién llama, qué pide, qué respuestas obtiene, y con esa información establecer un plan, con la útil ayuda del especialista infantil.

Cuando hablamos de TERRORES NOCTURNOS no nos referimos a sueños que producen miedo, sino a etapas del sueño en las que al niño le cuesta pasar del sueño profundo al superficial. El niño no los recuerda, y poco se puede hacer para ayudarle durante el episodio: se debe esperar a que acabe, abrazándolo y calmándolo hasta que vuelva a la realidad. En principio, no son algo significativo, pero es conveniente acudir al especialista si se dan con mucha frecuencia y/o se convierten en algo muy molesto.

LAS PESADILLAS son reacciones de miedo ante los sueños desagradables, y pueden llegar a ser aterradoras. Normalmente, responden a sentimientos de inseguridad, preocupaciones, miedos, etc. Lo mejor es despertar y tranquilizar al niño, el que recordará su sueño. Durante el día, puede hablarse sobre el mismo, con el fin de ir calmando sus miedos. Aparecen con mayor frecuencia en niños inseguros y ansiosos, que se preocupan o asustan mucho por las cosas.

EN ELSONAMBULISMO, el niño, sin despertarse, se levanta de la cama y deambula por la casa. Se trata de una alteración del sueño, donde los mecanismos encargados de la relajación y la inmovilidad, que normalmente se produce durante el sueño, son aún inmaduros y no actúan. Suele mejorar espontáneamente, aunque también cabe la posibilidad de tratamiento médico.

EL INSOMNIO es la dificultad de conciliar el sueño. También se habla de insomnio cuando, una vez conciliado el sueño, el niño se despierta y no puede volver a dormirse. Lo primero que se debe hacer es descartar que se esté tomando alguna mediación que pueda estar provocándolo. En seguida, si esto no incide, es conveniente valorar de forma más profunda las circunstancias individuales que rodean al niño en cuestión, y establecer un tratamiento con un especialista. 

LA HIPERSOMNIA es la tendencia a dormirse durante todo el día. Ante un caso de hipersomnia hay que descartar en primer lugar, si alguna medicación o enfermedad (ejemplo: anemia), pudiera estar provocando este trastorno, y para ello se debe consultar al especialista.


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